11 de junio de 2010

Primer año

El sentarme hoy en mi computadora, revisar la página, escribir un poco y entrar al “Facebook”, casi me hizo olvidar el que hace exactamente un año y cinco días, en un invierno tan frío como el de hoy cree este espacio para poder, divertirme un rato…

Soy sincera, al principio no le di importancia, siempre soy olvidadiza y no publico nada, dejo cuentos a la mitad y si se preguntan cómo era el final de algo que empecé a principio de año, sigan esperando que todavía no llegue a pensar en eso.

No me considero “constante” y aun más “escritora” porque esas palabras abarcan un espacio tan grande que aun no lo llego a asimilar con lo que hago, que es divertirme. No me gusta que me apuren, que me digan que hacer, pero si que me corrijan y, ¿por qué no?, lo que hago bien.

En estos momentos sigo confusa, el tiempo se me escurrió de las manos ganándome por no metros, sino kilómetros de diferencia. Ya cree 36 entradas, de las cuales me siento satisfecha por muy pocos:
Globos, ese poema infantil y confuso (según un familiar), el cual al leerlo, cada persona siente, ve o directamente lee algo distinto.
La segunda, con ese gané un concurso, por ese simple hecho, además de ser un fragmento de la vida de una amiga, se convirtió en uno de mis favoritos.
Adentro (y próximamente Afuera), los pensamientos de un simple feto, que hizo llorar a varias amigas…

Simplemente, un ano… así si veo lo rápido que pasa el tiempo, aunque parezca que el día el lento.

Carla, hermanita, por escuchar mis quejas y reirte de mi “suciedad corporal”… Meii, sos el perfecto ejemplo que no es necesario que estes a mi lado para que sienta tu calor, tu apoyo, tu amor… Shey, sin tu amistad tan grande, puedo encontrar amparo cada ves que lo necesito, ya sea para reir o llorar, contarte cosas y sentir que sirvo escuchando, te amo amiga... Maniss, simplemente sos todo, desde que tenía 6 añitos y te necesitaba para poder cruzarr la calle, hasta hoy en dia para saber que paso debo seguir... para simplemente todo aquel que se toma su tiempo en leer lo que escribo, en comentar o simplemente, aquel que entra para ver "que onda" es esta página, gracias.

Ana Castaño

9 de junio de 2010

Intrusos.

-Mami, ¿por qué las palomas las pintan de blanco si en realidad son grises?- me pregunto mi hija de cuatro años.

La miré con amor, pero no podía evitar el sentimiento de querer tener una cinta adhesiva, colocársela en la boca y quitársela únicamente cuando duerme.

- Porque simbolizan la paz y la libertad, y listo cállate un rato. ¿Por qué no miras un rato el desfile y dejar de hacer preguntas?

Hizo una extraña mueca que quería demostrar su enojo hacia mí; pero en ese instante pasaron unos caballos frente a ella, y no pude evitar sonreír por su gran sorpresa, admiración y terror al ver semejantes gigantes frente suyo, sintiéndose aun más pequeña de lo que en realidad es.

Me pidió que la bajara de mis hombros, ya que deseaba jugar con otros niños de su edad en una carreta, la dejé ir y seguí disfrutando del desfile del bicentenario de mi país, la Argentina. Todo estaba decorado de blanco y celeste, dejando ver tímidamente un sol dorado en el centro de estos colores. Volaban las palomas blancas de papel, los banderines, los gorros, los gauchos que se aparecían únicamente en estas fechas y las infaltables torta fritas y empanadas de carne.

200 años pasaban frente a mis ojos, 200 años de hechos y errores, de risas y llantos, de vidas y muertes. Cuantas generaciones habrán pisado el suelo en el que estoy parada, pensando en el futuro. Si alguno de ellos pudieran levantarse de sus tumbas llenas de mugre y tierra, inimaginables cosas nos dirían, tantas incógnitas resueltas. ¿Acaso les gustarán los cambios que hicimos con su tierra, con su país? ¿Será en esto lo que pensaban cuando decían “futuro”?

Alguien tiraba de mi campera, repare en que era mi hija y me incliné para escuchar que me quería decir, o preguntar; lamentablemente para mí, estaba pasando por la etapa del “por qué”.

- Mami, ¿yo soy argentina?, porque mi amigo me dijo que no

- Por supuesto que si mi amor, vos naciste en este suelo, sos de Argentina- le acaricié uno de sus cachetes y aproveché el gesto para limpiarle un poco de polvo que había en ella – ¿y cómo se llama ese amigo tuyo?-

- No se, después le voy a preguntar- quedó mirando el suelo, callada, demasiado callada para mi gusto. Luego volvió a hablar con mucho más énfasis- Pero mami, yo en realidad soy una argentina trucha-

La tristeza inundó su pequeña carita rosada y regordeta – Pequeña, no sos trucha, sino auténtica y única- le aclaré.

-No, soy trucha mami. Porque mis abuelitos son de España, y sus abuelos de otros lados con nombres muy extraños. Yo no soy argentina, yo soy de lugares muy raros que se les ocurrió venir a esta tierra; soy una intrusa en esta tierra, todos somos unos intrusos- me sorprendí ante tal razonamiento. Nunca pensé en eso, en realidad, creo que mi hija era una de las únicas personas a las que se le pudo ocurrir eso- ¿existirá alguien que no sea intruso?-

No logré contestarle ya que se fue con su amiguito a jugar, aquel a quien no sabía el nombre. Con tal de escalar árboles y jugar con tierra, ella se olvidaba de cualquier “por qué”.

Intruso. El agrio sabor de esas palabras me quedo en la boca y en el alma. ¿Cómo decirle a una niña de cuatro años que todas las personas son intrusas? ¿Qué nadie nació en un lugar y sus descendientes exactamente en el mismo?

Truchos. Qué vulgar palabra del lunfardo argentino. Lunfardo. Jerga creada en Buenos Aires por la llegada de los extranjeros, extranjeros. Mi hija tenía razón, somos intrusos de esta tierra, todos la usurpamos y la consideramos nuestra mientras sabemos perfectamente que no es así.

¿Qué día estoy celebrando, si esta tierra no es mía?, volteé y continué mirando el desfile. Comprendí entonces con una sonrisa queriendo salir de mi boca, el significado de este día. Lo celebramos desde pequeños, no porque sea la iniciación de la argentina independiente, o porque nos libramos del rey de España; sino el día en que ella se apoderó de nosotros, uniéndonos por una causa en común en donde todos por muy distintos que seamos nos consideramos uno.

Ya tendría una respuesta para la próxima vez que mi pequeña me preguntara por este tema.



Ayelén A. Castaño

7 de junio de 2010

¿Comunicaciones incomunicadas?

Como muchos se estarán dando cuenta, a lo largo del tiempo ya no se ven personas leyendo libros, que hay más sitios de informática que una librería, o que los niños aprenden a usar Internet antes de siquiera saber como agarrar o buscar algún tema en un manual. En síntesis, de manera muy notable, casi mágicamente vemos como el libro entra en el sombrero del mago, para que luego salga una magnífica notebook que todos admiramos con los ojos como platos y la boca abierta, olvidando el libro que sigue en aquel mágico sombrero.

Todos sabemos las mejoras que ha producido la tecnología: las comodidades que nos brindan, el tener una mejor comunicación a distancia, ¿Pero son realmente así las cosas?, para muchos no.

Las computadoras, e-libros, celulares, etc., no son tan cómodas que digamos, tienen que estar enchufadas para que anden o solo pueden durar unos pocos días hasta que “mueren” y deban ser resucitados sometiéndolos a grandes cantidades de electricidad al estilo Frankenstein. De esa forma, nos vemos obligados a vivir con esa fuente de energía para que nuestros aparatos de comunicación con el exterior funcionen; entonces, Pregunta: si no tenemos electricidad ¿no podemos estar comunicados o directamente nuestra conexión con el resto quedo nula?, Respuesta: en mi opinión no, ya que uno puede estar en un campo, en el medio de la meseta o arriba de un árbol con otra persona y poder seguir comunicándote con algo que se llama boca, y escuchar al otro con un par de oídos, (que si no sabían todos poseemos y en partida doble); y que no solo se puede leer y mandar mensajitos de texto vía celular, un mensaje en el Twitter o una publicación en el muro del Facebook para poder comunicarte con algún amigo o enterarte quien se atrevió a hablarle (o publicarle, mejor dicho) a el chico/a que te gusta.

Entonces, ¿Comunicación, los medios eléctricos? puede ser, si decimos que tenemos a un ser querido viviendo en otro lado del país o a cinco metros de nuestro hogar. Es verdad que un celular nos beneficia en respecto a la comunicación, que ya no necesitamos estar de frente para decirnos algo y que acorta inimaginables distancias; pero nos hace, de cierta forma, inútiles al hablar de frente a frente con otra persona (por ejemplo, el chico le manda hermosos textos pintados de rosa a una chica y decorados de mucho amor que terminan enamorando por completo a la muchacha, pero al citarse, ambos se dan cuenta que la chica no era esa que se había descripto como una modelo, de ojos verdes y de 1.80 y que ese hermoso “Don Juan” no puede decir ni dos palabras sin decir algo desubicado de por medio), y nos incomunica aún más, porque hoy en día, un adolescente prefiere estar sentado en una silla frente una computadora haciendo quien sabe qué en vez de hablar con sus padres, o se ve a chicos y adultos que están continuamente mandando mensajitos mientras esta con otra persona, ya que “tienen que contestar” en vez de hablarle.

En fin, por muy raro que suene, hoy en día las nuevas comunicaciones nos están incomunicando aún más.


Ayelén A. Castaño