Hermanos, amigos… ¿algo mas?

Se ríe en silencio al descubrir que ella lo quiere asustar.

-¡buuu!, te asuste, ¿verdad?- dice con una sonrisa de diversión en su rostro

-cuando me llegues a asustar alguna vez, te aviso tontita-

Los dos son amigos inseparables, los dos se saben a la perfección la vida del otro, los dos son confidentes, los dos son amigo, según ella… pero no él.

Algo que no sabia esa pequeña hermosa mujer, era que su amigo de infancia, su mayor tesoro en la vida, su “hermano”, la que lo ayudaba en conseguir novio, el que le hacia “la pata” con sus amigos, en realidad, gustaba de ella…

Hacia 8 años se conocían, cuando el tenía 6 y ella apenas cumplía 5 añitos, los dos se divertían con los autitos, el le enseño jugar al fútbol y ella en como hacer un gran castillo de barro; juntos aprendieron a cruzar la calle y hacer travesuras; aprendieron que podían ser amigos aunque no tengan la misma edad, sobrellevaron las burlas de “es tu novio/a!” por parte de los infantes de primaria; ambos vieron su primera película de terror juntos, ambos lloraron hombro a hombro de tristeza y alegría, ambos se amaban como amigos, hasta hace 4 meses…

Él la había visto como una hermanita a la cual proteger y cuidar en todo momento, hasta que vio que detrás de ella, había una hermosa joven mujer, de sonrisa radiante y hermosos ojos que lo miraban amorosamente; ese fue un horrible descubrimiento, ya que la amaba, y no seria lo mismo que antes, excepto que ella también lo amase, cosa que no sabia…

Se decidió, no le importó lo inverosímil de su acción, como tantos días de verano, los dos estaban acostados en el techo de su casa, ambos abrazados viendo las estrellas.

-si te digo una pregunta, ¿me lo contestaras únicamente con la verdad?- su voz salio apurada, nerviosa y casi angustiada.

-¿te pasa algo?- pregunto ella con nerviosismo; no le gustaba verlo sufrir, ella lo amaba…-

-vos solo contesta…- no sabia porque exageraba tanto, solo era una simple pregunta… ¿acaso era una simple pregunta?

-si… podes preguntarme cualquier cosa-

Se miraron durante unos segundos a los ojos, uno contra el otro, a escasos centímetros de distancia, tan cerca, que uno podría decir que sus labios podrían estar rozándose…

-yo me preguntaba… quisiera saber… la pregunta era…- lo confundían esos luminosos ojos que lo miraban rebosantes de amor, ella le tomo la mano para darle confianza para que hable, como tantas veces cuando debían revelar alguna travesura…- ¿gustas de mí?-

Las palabras salieron inconfundibles de los labios del chico, el bajo la mirada de la vergüenza que sentía, ella era su mejor amiga, su hermana pequeña… ¿Qué pasaría si ella decía que no?, ¿no serian más amigos?

Ella bajo la mirada y se separo un poco de él, lo suficiente como para no sentir mas su abrazo, ella lo amaba, pero como un hermano, nada más…

-no… no me gustas… ¿vos gustas de mí?- su respuesta fue un suave susurro, deseó con todas sus fuerzas que esto no hubiera sucedido, que nunca lo hubiera dejado hacer esa pregunta.

-no…- su mentirosa respuesta no fue creíble, ella lo conocía demasiado bien para saber cuando mentía y cuando decía la verdad…

Ella se fue de su casa con un simple “debo irme a comer”, aunque ella siempre se quedaba hasta que su madre la pasaba a buscar; ella se veía mas alejada de él, como si su amor hacia aquel joven estuviera muriendo de a poco, porque ella no se sentía capaz de volver a verlo a los ojos y tenerlo muy cerca de sabiendas de que él la amaba…

Ellos siguieron siendo amigos, pero no era como antes… ya no se reían de la misma forma, ya no se sentían cómodos juntos, ya no eran uno solo en conjunto, sino dos almas tristes, uno por perder a su amigo de antes y su anterior trato juntos, y el otro por perder no solo a su amor, sino que también a su amiga…


Ayelen Castaño